Samstag, 26. Januar 2013

Azarenka es fortaleza, coraje, valentía y un trofeo con nacionalidad errónea


Victoria Azarenka repite su título en el Open de Australia, y consigue así su segundo cetro de Grand Slam, tras derrotar a la china Na Li en una accidentada final que cerró por 4/6 6/4 6/3, además de mantener así el número 1 del mundo, algo que parecía imposible a comienzos del torneo.

Tras un torneo muy accidentado y complicado, Azarenka rompió en lágrimas cuando, tras batir a Na Li, se sentaba en su silla. Se pasó dos días consecutivos justificando su actuación en el partido de semifinales ante Sloane Stephens, cuando 5/4 arriba y teniendo el servicio Stephens pidió asistencia médica y entró en el vestuario alterando el momento favorable de la joven norteamericana. Todo eso le dejó rota psicológicamente. A pesar de ello, supo salir adelante y remontar un encuentro que tuvo muy en contra. Un partido difícil para Na Li, también, en el que se cayó dos veces, y donde incluso tuvo lugar una parada por lanzarse los fuegos artificiales del día de Australia en el 2/1 del tercer set.
Desde luego no fue un partido de enorme calidad, es evidente, pero Azarenka tuvo la fortaleza, el coraje y la valentía suficientes como para sacarlo adelante. Una Sharapova arrolladora la primera semana, una Serena imponente, una Radwanska que parecía una clara alternativa, una Kerber que venía empujando fuerte, una Stephens derrochando juventud e ilusión, una Kuznetsova renovada tras las lesiones, una Na Li que parecía preparada junto a Carlos Rodríguez para volver a triunfar... todas ellas parecían difíciles escollos, dificilísimos, pero supo salir por delante de todas ellas. Consiguió volver a ser la mejor competidora del torneo jugado en Melbourne Park: algo nada sencillo.
Victoria Azarenka se convierte en una de las siete tenistas capaces de repetir títulos de Grand Slam en toda la era abierta. Con ello se corrobora como una tenista clave en el futuro del tenis femenino... rió, lloró, sufrió, pero consiguió con el título más difícil y meritorio de toda su carrera. Con un mal día para su tenis, psicológicamente agotada, es difícil confirmar por qué se hizo con esta final. Una dura montaña escalada, que le permite mirar de nuevo desde la cima. Y las vistas para ella son fantásticas. Es bicampeona de Grand Slam, es la número 1 del mundo, y aún le queda mucho por recorrer pero ha defendido lo más difícil para ella.



Enhorabuena Azarenka. Arduo campeonato para ella, pero por puro carácter lo sacó adelante. Meritorio, sin duda, muy meritorio. Quizás nos mostró la mejor de sus virtudes, esa personalidad por momentos tan agresiva, excesiva, que le permite superar carreras llenas de obstáculos como estos que sufrió. 2 horas y 40 minutos de lucha en la final, donde lo que brilló fue su capacidad para superar los problemas.












EL ERROR EN EL TROFEO DE AZARENKA


La tenista bielorrusa revalidó su título en el Open de Australia ante la atenta mirada de la Rod Laver Arena. De esta manera, por segundo año consecutivo la actual número uno del mundo dejaría para la posteridad su nombre grabado en el listado de campeonas del torneo oceánico.
No obstante, algo sucedió mal en el momento de formalizar su inscripción en el trofeo. Desconocido hasta el último momento el nombre del ganador, obviamente el grabado del nombre en la Daphne Akhurst Memorial Trophy -nominación que recibe el cetro femenino- se posterga hasta la finalización del último encuentro. Justo antes de ser otorgado a su ganadora.
Quizá fueran las prisas por la inmediatez de la entrega o tal vez un simple despiste. Lo cierto es que el orfebre encargado de plasmar el nombre y la nacionalidad de Victoria Azarenka cometió un error en su labor en lo relativo a este último detalle.
En el momento de incluir el país de origen de la campeona -Bielorrusia (BLR)- grabó una abreviatura perteneciente a otra nación. En el trofeo se puede leer la siguiente leyenda: 'Victoria Azarenka (BEL)'*, correspondiente a Bélgica. Un error que quedará deberá quedar subsanado y permanecerá como anécdota de la edición de 2013. 
*Bielorrusia traduce al inglés como 'Belarus'. Por tanto, sus tres primeras letras en inglés (BEL) coinciden con Bélgica, siendo esta 'Belgium'. De ahí la posible confusión al abreviar la palabra.

Donnerstag, 24. Januar 2013

David Ferrer, el número cuatro, la superación y sus 500 victorias




Nos despedimos de uno de los grandes. 6-2, 6-2 y 6-1 (en sólo 89 minutos) fue el resultado de un Nole-Ferrer. Sinceramente, no pensé que para el número uno del mundo fuese tan fácil ganarle al número cuatro. Un partido sin tensión en el que Djokovic se mostró tranquilo y seguro de sí mismo (creo que está cogiendo ejemplo del mejor, Federer). Hasta me atrevo a decir que el serbio tenía, desde un principio, clara la idea de que iba a vencer al español. Y al español, que de vez en cuando parecía despertar, le faltó precisamente esa fuerza mental que se necesita para jugar un partido de semis en un abierto como es el de Australia. Pero ese tema, el psicológico, lo tocaremos en otro momento con una persona que sabe de ello.
David Ferrer alcanzó en el Open de Australia las 500 victorias en su carrera deportiva. Entre los tenistas en activo, únicamente encontramos cuatro jugadores que hayan tocado esa cantidad de triunfos: el suizo Roger Federer (882), el español Rafael Nadal (583), el australiano Lleyton Hewitt (568) y el alemán Tommy Haas (501).
Cerca de cumplir los 31 años –el próximo mes de abril- el semifinalista del Open de Australia es el segundo jugador en activo que traspasa dicha frontera a una mayor edad. El más precoz fue Nadal, que con apenas 24 años y diez meses lograría el hito en Barcelona 2011. Le sigue Roger Federer, también muy joven al conseguirlo, sellando su triunfo 500 con 25 años y siete meses durante la edición 2007 del Masters de Montecarlo. Lleyton Hewitt se uniría al club en Munich 2009 cuando su carnet de identidad marcaba 28 años. El más veterano de todos, el alemán Haas, cuyo resurgimiento en 2012 le vio traspasar la barrera en Viena a la edad de 34 años.

Asimismo, el alicantino se ha convertido en el cuarto tenista español capaz de alcanzar la mítica cifra de 500 victorias en el circuito profesional. Únicamente tres figuras nacionales quedan por delante del competidor de Jávea. La carrera de dos de ellos ya pertenece a los libros de historia: la del mallorquín y campeón de Roland Garros, Carlos Moyà (575) y la del campeón de US Open, Manuel Orantes (634 – siendo la marca de triunfos más alta hasta la fecha de un tenista español). En activo, Rafael Nadal (583) marca la pauta.
La dificultad que entraña el recorrido viene determinada en parte por la longitud de la carretera. El tiempo transcurrido entre la consecución del primer triunfo (allá por 2002 en en el evento croata de Umag) y el derribo de la mítica barrera, supera la década. Más de diez años de emociones internas, capacidad de superación y ansias de devorar el siguiente partido. Una lucha personal larguísima en una disciplina individual que requiere una fortaleza psicológica a prueba de bombas. Un caminar pedregoso donde el alicantino no ha hecho sino ir madurando a lo largo de los años, llegando a mostrar su mejor versión conforme se ha ido aproximando a la treintena que hoy gobierna sus piernas.

Registros temporales  y porcentuales por cada cien victorias de David Ferrer
Victoria 100 – R3 Madrid 2005. Porcentaje de victorias: 52,3%
Victoria 200 – R3 Bercy 2007. Porcentaje de victorias: 67,5%
Victoria 300 – QF Buenos Aires 2010. Porcentaje de victorias: 65,8%
Victoria 400 – QF Tokio 2011. Porcentaje de victorias: 75,1%
Victoria 500 – QF Australian Open 2013 . Porcentaje de victorias: 81,9%

La principal lectura que extraemos de la tabla anterior es la propulsión constante a que ha sometido su carrera David Ferrer. La capacidad para mejorar registros temporada tras temporada es latente. Y es francamente palpable atendiendo a la celeridad con que ha ido coleccionando victorias a centenas. Cada vez necesita menos tiempo para reunir una cantidad de triunfos que presenten tres cifras. Así, en los albores de su carrera precisó más de tres años naturales para sellar sus primeras cien victorias.
Lo vemos desde la primera celebración en Umag 2002 hasta que logra sellar la tercera ronda del Masters de Madrid en 2005. Si contemplamos la última centena guardada en la bolsa, observamos cómo el lapso temporal precisado para coleccionar semejante montaña de partidos ganados se reduce drásticamente. En concreto, apenas llega a quince meses. Es decir, aproximadamente una tercera parte de lo que le costaba a inicios de su carrera


Asimismo hay que destacar sus porcentajes de éxito cada cien triunfos. Si para alcanzar su primera centena debió entregar hasta 90 partidos (quedando su balance profesional relativamente nivelado – apenas rebasaba el 50% su cuenta de partidos ganados), contemplamos cómo en su versión más reciente el alicantino echó el candado y le puso gruesas cadenas. Disparando su marca de victorias por encima del 80% en los últimos 15 meses, apenas necesitó 122 partidos para volver a redondear su cuenta particular. Si lograse mantener ese ritmo podría desbancar del podio español a Carlos Moyà a principios del próximo curso y rondaría la marca de Manuel Orantes en torno al verano de 2014.
Según datos facilitados por ATP, hasta 39 jugadores lograron alcanzar el medio millar de triunfos durante la Era Abierta. De todos ellos, únicamente nueve terminaron sus carreras sin alcanzar una final de Grand Slam. Anduvieron largo tiempo acumulando victorias por medio mundo pero se despidieron de la disciplina sin llegar a pelear directamente por uno de sus más preciados tesoros: un cetro grande.

Ferrer se encontraba a un solo partido de permanecer en esa lista apenas un par de días. Al no lograrlo, sin embargo, tiene a su alcance de la mano un récord de mayor mérito del que puede parecer a simple vista. Ser el tenista con mayor número de partidos ganados en la Era Abierta sin haber alcanzado el partido por el título en un mayor. Se encuentra a apenas 20 triunfos del segundo hombre histórico en estas lides, el polaco Wojtek Fibak
Para encabezar dicha lista deberá alcanzar los 584 triunfos del estadounidense, dos veces semifinalista de Roland Garros, Eddie Dibbs. Observando su pasado reciente, podría ser cuestión de poco tiempo. Hace apenas un par de meses puso el broche a la mejor temporada de su carrera acumulando, entre otras cosas, el récord de triunfos en la campaña: nada menos que 76. 


Ese pelear aun sin llegar a divisar el gran premio. Esa perseverancia en competir al máximo nivel aun a sabiendas de que el gran trofeo puede que no llegue. Ese darlo todo durante muchos años que vale tanto como cualquier gran trofeo que tenistas contemporáneos puedan llegar a arrebatarte. El que hace cuánto puede no está obligado a más. Y, en ese, sentido, pase lo que pase, el alicantino es un deportista que puede mantener la conciencia tranquila.







Freitag, 18. Januar 2013

Vintage: Martina Hingis, la niña del Open de Australia 1997



Si quieres solazarte, mira hacia atrás y ríete de los peligros pasados”, anotó el prolijo escritor británico Walter Scott a principios del siglo XIX. Agarrada a esta máxima sigo indagando y descubriendo las peculiares historias que el tenis dejó; tras el Björn Borg maestro y la conquista de las Américas de Molla Bjurstedt, está también Martina Hingis y su precoz conquista del Open de Australia de 1997, la niña que tocó la cima apenas superada la quincena, el aún triunfo más precoz en un Grand Slam de la historia.

16 años, 3 meses y 26 días, esa era la edad con que Martina Hingis fue capaz de levantar el trofeo del Open de Australia ante una Rod Laver Arena, rebosante, que estaba viendo nacer a una estrella sobre su verde tapete. Hoy, ninguna de las tenistas que competirán o han competido en la previa de Melbourne cuenta con esa edad, y de hecho encontramos una sola que cumpla ese requisito en todo el top600 de la WTA -la española Sara Sorribes-.
Suena ya la música del Open de Australia 2013, inmejorable momento este para recordar la hazaña de Hingis. Titulaba Sports Illustrated, en enero de 1997, que había llegado un ‘terremoto’ a Australia, cuando el país vivía asustado entre incendios. Un terremoto que se posó en Melbourne Park y que ofreció un recital. No se le escapó ni un solo set en dos semanas de competición. Cerró la final ante Mary Pierce por un contundente 6/2 6/2, en el que sólo se le exigieron 59 minutos. Venía de ganar también el torneo de Sydney, como preparación para el Grand Slam australiano, y allí tampoco se había dejado en el camino ni una sola de las mangas que disputó.

Disfrutó la Navidad en Roznov (República Checa), junto con su anciana abuela materna y su madre; tras lo cual partió hacia Australia. Allí pasó la última noche de 1996 y la entrada de 1997, año mágico en su carrera, en el que sólo perdió una final -Roland Garros- y en el que se coronó en: Sydney, Open de Australia, Tokyo, Paris, Miami, Hilton Head, Wimbledon, Stanford, San Diego, US Open, Filerstadt y Filadelfia, alcanzado por supuesto el número 1, siendo la tenista más joven en hacerlo de toda la historia.


Estoy preparada” dijo con el título de Sydney a su madre, manager y entrenadora Melanie Molitor, en la mano camino de vestuarios; “¿así lo crees? entonces muéstramelo”, le retó su madre, siempre tan desafiante con su hija y tan desconfiada respecto de todos los demás. Melanie, separada del padre de Hingis -siempre predispuesto a las polémicas y a utilizar el hecho de ser el padre de la estrella para enriquecerse- ocupó un papel fundamental en la obra de teatro que escribió Hingis a lo largo de su carrera. 

Martina se crió junto a su madre y, como le enseñó, se dedicó a disfrutar del tenis como deporte. Apenas entrenaba en pista más que dos o tres hora al día y prácticamente ni pisaba el gimnasio. Le resultaban pesadas las dinámicas, vivió su niñez disfrutando de los deportes de montaña, del ciclismo, de la natación, de la gimnasia... su madre siempre le permitió elegir si quería otra cosa, pero ella eligió el tenis. Creyó que la mejor manera de criar a Martina y de alimentar su talento era viajando y conociendo nuevo mundo, no encerrándola en un aula ocho horas cada mañana, era algo que no estaba hecho para ella, así lo confesó en muchas ocasiones. 

Martina, siempre agradeció los triunfos a su madre. “No vamos a cometer sus mismos errores”, llegó a decir cuando le preguntaban sobre la estrecha relación que mantenía con su madre, tras lo ocurrido con los respectivos progenitores de Capriati, Pierce y tantas otras. Su química siempre fue especial, y mezclaba la exigencia con el cariño en la dosis necesaria.


Desde el principio en aquél distinto Open de Australia femenino de 1997 algo hacía pensar que iba a ser un Grand Slam peculiar. Seis de las siete primeras cabezas de serie habían caído en la primera semana de torneo -ni Graf, ni Seles, ni Sánchez-Vicario, ni Conchita Martínez, ni Jana Novotna, ni Anke Huber seguían en liza-. En los últimos 6 años, Graf y Seles habían acaparado 20 de los últimos 24 Grand Slams, ninguna de ellas dos quedaba en juego; tampoco Arantxa Sánchez-Vicario ni Conchita Martínez, las dos valientes españolas que se habían atrevido a robar tres cetros a la dupla dominante. Sólo Mary Pierce, campeona en Melbourne dos años antes, seguía avanzando en el cuadro. El calor era apabullante, como en ninguna otra edición se recordaba. 

Mientras estos fenómenos externos y extraños se alineaban, Martina cuarta inocente favorita empleaba sus días libres con los ojos como platos descubriendo Melbourne, ciudad que visitaba ya por tercera vez. Le gustaba conocer los sitios a los que viajaba. Los periódicos de aquél momento relatan que aquellos ratos libres los empleó mal, poniéndose trabas a sí misma. El tiempo, sin embargo, nos invita a pensar si todo aquello no pudo tener cierta influencia en el resultado final. ‘Swiss Miss’ (señorita suiza), como se apodó cariñosamente a Martina, decidió competir y disfrutar de otras cosas a la vez. 

En uno de esos ratos de descanso, patinaba por la rivera del río Yarra con la mala suerte de resbalar y chocarse con un muro. No pasó nada importante. Una noche después volvió a vencer. El siguiente día de descanso lo empleó en salir de compras por Melbourne, “¡todo el dinero que pone en los cheques realmente está en mi cuenta! Y puedo ir a cualquier oficina del mundo y sacarlo para comprar. Es que mirad ¡he comprado un anillo a mi madre!”, confesó a los atónitos periodistas más sorprendida que de broma. Sí, todavía era una niña, pero una niña que tenía muy claro qué era lo que quería. 

Sin duda, era efervescente, alegre, dicharachera y atrayente, tanto en pista como fuera de ella. Ya entrando en plena competición, rondas más duras, terminó su partido de dobles (en el que derrotó por la tarde a Gigi Fernandez y Arantxa S-Vicario, números 1 del momento). La extensa jornada en que había jugado individual, primero, y dobles después, se había retrasado mucho; pero el día anterior había comprado entradas para el teatro cuya función comenzaba a las 20:00. Se duchó, le dieron un rápido masaje, pegó un bocado a algo en el hotel y corrió al teatro. De camino al mismo, realmente sprintando, un paparazzi le puso una zancadilla y la foto con Hingis de bruces en el suelo abría al día siguiente en todo el mundo. (Foto que todavía estoy buscando.)

Tiempo después, Martina ganó un juicio contra aquél fotógrafo de la prensa rosa, de nula profesionalidad y menos vergüenza. No importó, siguió jugando y ganando, risueña pero con ganas de dejar todo aquello atrás. El último día libre de competición lo empleó en montar, una de sus grandes pasiones; lo hizo para relajarse mas, sin embargo, a pesar de tener dos en su casa de Suiza y estar más que habituada a tratar con caballos, cayó de la montura. Resultó ilesa de una (otra) aparatosa caída. La yegua se llamaba ‘Magic Girl’. 


Prometió, ilusa e infantil en opinión del resto pero muy concienciada en su propia opinión, que si ganaba el torneo compraría aquella yegua y se la llevaría a casa con ella. Ganó pero luego no lo hizo, o no le dejaron, porque era muy difícil llevar a cabo el desplazamiento, “ojalá fuera australiana y pudiera llevarla a casa conmigo sin suponer ningún peligro para ella”.

Era un terremoto lo que había llegado a Melbourne, no cabe duda, pero pareciera que el destino estuviera jugando con Martina. Ganó el torneo individual y el de dobles superando estas mil y una dificultades fuera de la pista; dentro nadie pudo hacerle sombra. Nadie. Ni entonces ni tampoco en 1998 y 1999, ediciones en las que Swiss Miss también venció en Melbourne. 

Sonrió cuando la bola en un revés-dejada de defensa tocó la red y cayó muerta al otro lado de la pista. No se disculpó, se le pasó, pero la concentración y la risa de niña le disculpaban; Pierce también rió. La suerte le debía una. No celebró llevarse el primer set por 6/2 en su primera final de Grand Slam, por entonces no había descanso más que tras dos juegos, por lo que había que seguir centrada para lograr el 1/0 del segundo parcial. Tampoco se tiró contra el suelo tras vencer, sólo levantó los brazos. Tímida le costó salir al centro de la pista para celebrarlo con todo el público en pie. Tan niña que pareciera una veterana. Apenas había tenido tiempo para soñar con aquello. Emocionada y entre risas contagiosas, al subir a recoger el trofeo comentó perspicaz “el año que viene tengo que jugar también el dobles mixto... pero bueno, tenía que dar la oportunidad a otros de ganar algo”.

Una risita, una mirada cristalina empapada en lágrimas, un carácter amigable... así era aquella niña que alcanzó la gloria. Y así fueron sus dos mágicas semanas en Melbourne: desde sus accidentados descansos hasta sus exitosos partidos. Un torbellino, montado sobre Magic Girl. ¿No es alucinante cuánto esconde el tenis?


Te lo mostré”, gritó Martina desde el otro lado del vestuario de la Rod Laver Arena nada más ver entrar a su madre. “”, respondió ésta, “y no puedo decir que no esté feliz porque así sea”.









Sonntag, 13. Januar 2013

El tenis femenino internacional y su historia



El tenis fue inventado por el comandante británico Walter C. Wingfield en 1873 al que lo llamo  "Jeu de Paume”, una expresión francesa que significaba “juego de palma”.



A partir de 1884, se realizaron las primeras competencias femeninas, las cuales tuvieron lugar en Wimbledon, reservadas exclusivamente para jugadoras de nacionalidad británica. Todas las competencias tuvieron lugar en el All England Lawn Tennis And Croquet Club. 

En 1905, la tenista norteamericana Mey Sutton se convierte en la primera jugadora no británica en ganar en Wimbledon. A partir de la segunda década del siglo XX, el tenis en general y el femenino en particular ven obstaculizado su desarrollo en virtud de las dos Guerras Mundiales. Por esta razón, recién a partir de principios de la década de 1950 retornó la dinámica del tenis en general de la mano de la jugadora Mureen Connolly, quien dominó el tenis femenino durante toda esa década. 


En 1957, la tenista de color Gibson se convirtió en la primera jugadora de raza negra en ganar el torneo de Wimbledon. Afines de la década de los 60 y principios de los 70, brillaron jugadoras tales como Maria Ester Bueno (Brasil), Margaret Smith Coult (Inglaterra), Virginia Wade (Inglaterra) y Billie Jean King (EEUU), quien obtuvo en 6 oportunidades el torneo de Wimbledon. 


Desde fines de la década del 70, el tenis en general comienza a tomar mayor relevancia comercial y publicitaria en virtud del gran atractivo que generan los fabulosos torneos y sus gigantes protagonistas. Por esta razón, las grandes empresas de indumentaria deportiva, automotrices, etc. comenzaron a invertir grandes cantidades de dinero en el desarrollo del tenis profesional. Como consecuencia directa de esta situación, los tenistas se organizaron en torno ala ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) y WTA (Asociación profesional Femenina de Tenis). 

En 1974, la tenista norteamericana Cris Ever, ganó su primer Wimbledon en tanto que, la tenista checoslovaca Martina Navratilova ganó su primer Wimbledon en 1979. Estas dos jugadoras resultarían ser las dos más grandes protagonistas en la lucha por el número 1 de la WTA durante toda la década de 1980. En 1988, irrumpe la jugadora alemana Steffi Graf quien logró adjudicarse el Gran Slam y la medalla de oro de los juegos Olímpicos de Seúl. En 1989, se retiró Cris Ever. En 1993, la número 1 del mundo, Mónica Seles, fue apuñalada en Hamburgo por un fanático alemán que argumenta como motivo, que Steffi Graf recuperase el primer lugar en el ranking. 

(Minuto 1:53)


En 1994 se retiró del tenis profesional Martina Navratilova, llevando el récord de ser la que más títulos obtuvo en ese deporte: 167 torneos ganados. En 1996, se retiró la mejor jugadora argentina, Gabriela Sabatini. 


En 1997, Martina Hingis se convierte en la N°1 más joven de la historia del tenis femenino, con sus 16 años, ganando en 1999 por tercera vez el Abierto de Australia. En el 2000 se retiraron Mónica Seles y Steffi Graf, y Martina Hingis gana por primera vez el campeonato Roland Garros. A partir de 1997, irrumpen las jugadoras Martina Hingis, Anna Kournikova, Venus y Serena Wiliams, Justine Henin, Maria Sharapova, y un largo etc. de una lista tremenda de mujeres fantásticas y geniales que disputan este deporte.

Donnerstag, 10. Januar 2013

Categoría: tenis femenino


La paridad en los deportes aún es una asignatura pendiente, pero el tenis femenino puede presumir de ser una de las categorías que cuenta con una afición muy numerosa. En realidad, hay muchas disciplinas deportivas en donde la categoría femenina es tan importante o más que la masculina. Pero, por ejemplo, en deportes de masas como el fútbol o el baloncesto, la diferencia entre una categoría y otra es abrumadora en todos los sentidos: organización, recursos, afición, cobertura...



Pues bien, el tenis femenino es hoy en día muy popular, tanto como puede serlo este deporte. Y también lo ha sido en épocas pasadas con grandes figuras como Martina Navratilova, Monica Seles o Conchita Martínez. Estrellas del tenis como las hermanas Williams o Maria Sharapova están en la lista de mujeres deportistas que más dinero ganan y, de hecho, salvo en algunos deportes en los que se muevan contratos millonarios, estas tenistas ganan muchísimo más que la mayoría de hombres que practican algún deporte individual o de equipo.

La WTA (Women's Tennis Association) es la organización que regula el tenis femenino a nivel internacional y, por lo tanto, es la encargada de establecer el calendario de torneos, las normas básicas y todo lo referente al circuito profesional: reparto de puntos y todo eso. Su origen data de 1970, y los cambios que tienen lugar en este circuito suelen ser similares a los que tienen lugar en el masculino, por lo que a casi todos los efectos son homólogos.

En ocasiones hubo cierta polémica sobre ciertas cuestiones. Por ejemplo, muchas tenistas se quejaban de que en los Grand Slam y en otro tipo de torneos, las mujeres reciben menos dinero que los hombres. Otra diferencia notable entre ambos circuitos, el femenino y el masculino, es que en los Grand Slam las mujeres solo juegan al mejor de tres sets, mientras que los hombres es al mejor de cinco. (Esto incrementa de manera considerable el número de horas jugadas y el esfuerzo físico que hay que realizar.)



Cierto es que, anteriormente, en determinados torneos ATP, algunas finales se disputaban a cinco sets. Pero hoy en día, a parte de los Grand Slam, la Copa Davis y la copa de maestros, los partidos siempre se juegan al mejor de tres mangas, como en el circuito de mujeres, aunque ellas nunca juegan partidos a cinco sets. En 2009 se dieron algunos cambios en las reglas del tenis femenino en los partidos oficiales referidas al tiempo de descanso permitido (que se ha ampliado). 

En cuanto al trofeo de maestras, no es igual que el World Tour Finals de los hombres: presenta una configuración distinta y, bueno, a un nivel meramente propagandístico, a la competición femenina siempre la rodean de insinuaciones de belleza, glamour y otras superficialidades para atraer la atención del público.
En el tenis femenino muchas veces se mezcla el tema de la fama y la belleza. En fútbol esto también pasa (basta recordar los casos de Beckham o de Cristiano Ronaldo, sin ir más lejos), pero en el tenis de chicas es habitual que jugadoras como Kournikova o Sharapova aparezcan en portadas de revistas del corazón o exhibiendo tipito. En ocasiones, como es el caso de Maria Sharapova, incluso podemos presenciar cómo se comportan como nuevas ricas excéntricas y tenemos que atender a su enlace matrimonial con un jugador de Los Angeles Lakers y al anillo que este le regaló.

Otros aspectos que han cambiado en el tenis femenino tienen que ver con los torneos exigidos por motivos de ranking, la cuantía de los premios, que se ha incrementado, y la cantidad de torneos mixtos disponibles, que también ha crecido.
De todos modos, en el circuito de tenis femenino actual tienen una nueva nomenclatura. Así, a parte de los Grand Slam, le siguen, por orden de importancia: la WTA Tour Championships, el International Tournament of Champions, los Torneos Premier, y los Torneos International.

Montag, 7. Januar 2013

Inédito: un partido bajo tierra y otras rarezas


¿Imaginas un partido de tenis bajo tierra? Si bien para muchos puede sonar como algo descabellado, esta idea podría llevarse a cabo en marzo en Chile, y nada menos que con Marcelo "Chino" Ríos como protagonista.


El tenis siempre tiene espacios para las rarezas, pero esta sí que me pareció una de las cosas más extrañas que he visto en este deporte.
Así, tal cual suena, el chileno Marcelo "Chino" Ríos y el argentino Guillermo "Mago" Coria disputarán un partido a 1.500 metros de profundidad, tal cual consigna el diario chileno El Mercurio. Específicamente, lo harán al interior de la mina El Teniente, ubicada en Rancagua (ciudad a unos 100 kilómetros al sur de Santiago, capital chilena).

Cabe consignar que la mina El Teniente es el yacimiento cuprífero más profundo del planeta y las faenas que tienen lugar en su interior están a cargo de Codelco, una compañía estatal chilena.
En cuanto a quienes animarán este inédito duelo, es importante recordar que Marcelo Ríos, nacido en1975 y tras una destacada participación en el circuito ITF junior, también brilló en el profesionalismo. Tanto así, que en marzo de 1998 llegó al primer lugar del ranking ATP. Fue el primer iberoamericano en ser número uno del mundo y aunque nunca ganó un Grand Slam, es recordado como uno de los jugadores más talentosos en toda la historia del tenis.


En cuanto a Guillermo Coria, llegó al mundo en el 82, y en 2004 alcanzó el puesto número tres del escalafón masculino. Cuando parecía estar preparado para dar un salto mayor en su carrera, perdió una impresionante final en Roland Garros 2004 (iba dos sets arriba y tuvo dos puntos de partido antes de perder en el quinto set ante su compatriota Gastón Gaudio). Aquello marcaría un antes y un después de su carrera. Junto a los problemas psicológicos llegaron las lesiones y así fue que en 2009 anunció su retiro.

Respecto al partido en sí, todavía no se definen las condiciones de esta exhibición, pero ya se cuenta con el compromiso de los dos jugadores. Además, Codelco, según consigna El Mercurio, ha dado el aval y el apoyo para este extraño encuentro entre dos ex tenistas sudamericanos.
Durante las próximas semanas se definirán el tipo de superficie (arcilla o dura) y el lugar preciso dónde se montará la cancha. Junto a eso, se verán otras condiciones fundamentales, como la seguridad y los derechos de televisación.





Otras exhibiciones muy sui géneris

A pesar que llama la atención ver un partido de tenis al interior de una mina, no es la primera vez que se organizan extraños duelos en el tenis.
En 2005, el estadounidense André Agassi y el suizo Roger Federer jugaron en el helipuerto del Hotel Burj al Arab -ubicado a 211 metros de altura-, un lujoso recinto de siete estrellas. La exhibición tuvo lugar en Dubai y su motivo era publicitar el torneo, válido para el ranking ATP, que esa semana se llevaría a cabo en Emiratos Árabes Unidos.



Poco tiempo después, en 2007, los españoles Fernando Verdasco e Iván Navarro tuvieron un curioso entrenamiento público, cuya intención era promover al Open Castilla y León (Challenger de Segovia). Verdasco y Navarro salieron a las calles de Segovia y utilizaron el Aqueducto Romano como red.



Un año más tarde, el español Rafael Nadal y la estadounidense Serena Williams serían protagonistas de otro curioso experimento. En la previa del Sony Ericsson Open, Nadal y Williams jugaron en una cancha de agua. Sí, tal cual suena, por más que parezca imposible.



Posteriormente, en 2009, la italiana Flavia Pennetta y la danesa Caroline Wozniacki jugaron en la que seguramente sea la cancha de tenis más grande que se recuerde. Las europeas tuvieron una distendida disputa en los terrenos de la Universidad de Yale, los cuales eran usados para las competencias del fútbol americano.



¿Algo más? 
Claro que sí, pues las alfombras dejaron de ser patrimonio de emblemáticos y antiguos relatos para entrar al mundo del deporte. En 2010, y a modo de inauguración de la temporada que estaba comenzando, el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal jugaron en una "alfombra mágica". La cita ocurrió en Doha, Qatar.



Pero eso no fue todo para estos dos grandes jugadores, pues en 2009 y 2011 también tuvieron épicos momentos. En 2009, se enfrentaron en una pista mixta. ¿Cómo? Una parte de la pista era de arcilla y la otra de pasto. Mientras, en 2011, nuevamente fueron protagonistas en Doha, pero ahora tras disputar una amena práctica sobre una cancha flotante ubicada en pleno mar.





Estas son algunas de las más grandes rarezas, pero seguro que habrá más. 










Mittwoch, 2. Januar 2013

La larga historia del Plexicushion; el Open de Australia


El Plexicushion es la superficie elegida para disputar el Open de Australia desde el año 2008, cuando se sustituyó el controvertido Rebound Ace (otro tipo de pista dura que, según los jugadores, se volvía muy “pegajosa” cuando la temperatura era elevada. Además, la consideraban demasiado rápida y, cuando se intentó compensarlo, pasó a ser demasiado lenta). Plexicushion, sin embargo, es un tipo de pista dura que permite los intercambios y que tiene fama de no ser excesivamente rápida, pero tampoco excesivamente lenta. Vamos, menos riesgo de lesiones, sobre todo las torceduras de tobillo.



Conocido por ser el primero de los cuatro Grand Slams del circuito ATP y WTA, el "Australian Open" (“Abierto de Australia”, en español) es uno de los torneos más emblemáticos y antiguos del tenis internacionalSu origen se remonta a 1905, año en el cual se disputó su primera versión, que sólo incluyó a la rama masculina. Posteriormente, en 1922, sería el turno de la primera competencia femenina del certamen.


Debido a la lejanía de Oceanía, la mayoría de quienes compitieron en este campeonato fueron australianos y, en menor medida, neozelandeses. Dicha tendencia cambió a partir de 1968, momento en el cual se produjo el establecimiento de la “Open Era” (“Era Abierta” en español), lo cual trajo como consecuencia que el torneo abriese sus puertas a tenistas profesionales.
Sin embargo, recién en los años setenta el “Australian Open” comenzó a ganar gran popularidad. Por lo mismo, su organización se hizo mucho más sólida y, algo muy importante: el campeonato empezó a disputarse en forma anualEso sí, el proceso de consolidación estuvo marcado por diversos cambios de sede, lo cual significó que el certamen se desarrollara en Australia (Sidney, Perth y Brisbane, entre otras ciudades) y Nueva Zelanda.
Una de las notas más características del Open de Australia es, sin duda, la superficie en que se juega: el Plexicushion, un tipo de pista dura que preside las instalaciones de Melbourne Park desde el año 2008. Tradicionalmente, el primer "grande" de la temporada se jugó hasta 1987 en hierba, a imagen y semejanza de Wimbledon, y el US Open, que también dispuso de césped hasta mediados de los años 70.

Sin embargo, el aumento espectacular de asistencia y las cada vez más vetustas instalaciones del estadio Kooyong que contaban con una hierba cada vez más desgastada propiciaron el traslado hacia Flinders Park (hoy denominado Melbourne Park) y la consecuente transición de césped a pista dura. En un principio, el Rebound Ace fue el suelo escogido para acoger la nueva transformación del "major" oceánico.


La que era considerada como la pista del futuro (en su presentación se le denominó "una superficie para toda la vida"), estaba compuesta por un capa superior de goma de poliuretano y fibra de vidrio (entre otros materiales) y una inferior formada por asfalto u hormigón que tenía como principal característica el poder cambiar la velocidad de la pista con el simple hecho de añadir o disminuir la cantidad de arena en la capa superior, lo que hacía que en unas ocasiones los organizadores hicieran del Open de Australia un torneo propicio para jugadores ofensivos, y en otras, un evento que favorecía claramente a los tenistas más defensivos.
De origen rugoso, la superficie pronto fue víctima de las críticas. Primero, porque su aspecto rugoso le hacía convertirse en una cancha pegajosa con altas temperaturas (se sobrecalentaba hasta 10 grados más que la temperatura ambiental), lo que provocó no pocas lesiones, especialmente en los tobillos. Junto a ello, las condiciones de la pista variaban de jugarse de día o de noche. Con luz solar, la cancha era una superficie que podía resultar relativamente rápida. Tras la caída del sol, no era descabellado decir que algunas veces resultaba más lenta que algunas pistas de tierra batida.
Incluso, el gran héroe local del momento, Lleyton Hewitt, alzó la voz en su momento contra las pistas, al considerar de que éstas debían ser más homogéneas, ya que nunca se podía saber con seguridad que tipo de cancha se encontrarían los tenistas al saltar a ella.
Los excesivos reproches hacia el Rebound Ace dieron sus frutos y en 2008, el Plexicushion cogió el testigo. 100% acrílico, lo cierto es que la nueva superficie, además de cambiar la apariencia de las pistas del clásico verde al azul permitió estabilizar más las condiciones de juego.
Catalogada de velocidad 3-4 (media-media/rápida) por la ITF (Federación Internacional deTenis), en un principio su principal virtud está en conseguir un bote más uniforme, algo más bajo y rápido, pero sobre todo que no retenga tanto el calor. Esto, lo que evita, es poner en riesgo el físico de los jugadores. Para ello utiliza una mezcla especial de látex, goma, y partículas de plástico, que forman una capa flexible que responde al impacto que genera el cuerpo de un jugador, reduciendo así la tensión en los músculos.


Realizada por la empresa norteamericana Plexipave (el Rebound Ace lo hacía una compañía australiana) muchos temieron que el nuevo compuesto se pareciera en exceso al existente en Nueva York. Sin embargo, el paso de las ediciones ha demostrado que ni mucho menos ha sido así. Lejos de ser unas pistas muy rápidas como las de Flushing Meadows, éstas se han hecho todavía más lentas que hace cinco años, lo que ha permitido ver innumerables partidos maratonianos, como el que disputaron Rafa Nadal y Novak Djokovic en la final de 2012.

Este año, el Plexicushion seguro que dará de nuevo que hablar. En algo más de una semana comienza el primer grande del año en el que Federer irá a por su quinto (algo que aún no ha logrado nadie) y Nadal se queda fuera. Veremos qué pasa.