El doble medallista en Londres 2012 y campeón del US Open vio reconocido
su gran paso adelante de 2012 en los ‘Oscar de los Deportes’. Andy Murray (Dunblane, 15- 05-1987) ha sido galardonado con el Premio Laureus a la revelación del año en la gala celebrada en Río de Janeiro. El
tenista escocés superó en la votación del jurado al futbolista brasileño Neymar, el nadador francés Yannick Agnel, la gimnasta estadounidense Gabby Douglas, el atleta granadino Kirani James y la nadadora china Ye Shiwen.
Pero lo que realmente me interesa, y aprovechando su presencia en el Paribas Open o, lo que viene a ser lo mismo, el Indian Wells, es hablar de la irregularidad de este tenista en los Masters 1.000. La
categoría de oro ATP representa un caballo de difícil doma para el tenista de
Dunblane en los últimos tiempos. Un auténtico vivero de puntos disponibles
donde poder recortar terreno y plasmar en las clasificaciones oficiales el
crecimiento deportivo experimentado en los últimos meses. En Indian Wells,
donde podría ascender al segundo peldaño del escalafón, tiene la primera piedra
para empezar a consolidar el asalto definitivo.
Pese a completar la mejor temporada de su trayectoria deportiva, Andy echó el cierre al curso 2012 a más de 5.000 puntos
de la cabeza. Convertirse en el primer británico en alcanzar la final de
Wimbledon en los últimos 74 años, despojarse de los grilletes psicológicos al
clavar los dientes sobre la presea dorada en los Juegos Olímpicos de Londres o
conquistar su primer Grand Slam en Nueva York fueron algunos de los hitos
sellados por el fornido atleta de Dunblane. No obstante, pese a morder
repetidas veces la historia, su distancia respecto a la cabeza de la disciplina
seguía siendo notable.
El tenis, con un calendario cuyo sol sale en enero y no desaparece
hasta noviembre, requiere de una regularidad sin fisuras durante largo tiempo.
Brillar de forma esporádica, aun haciéndolo en los escenarios más brillantes
del trayecto, no asegura más que unas breves gotas de gloria en cuando a
liderazgo se refiere. Ser capaz de reiniciar el sistema y acudir a cada torneo
con garantías de pelear hasta las últimas rondas representa un requisito
fundamental para optar a los puestos de privilegio.
Última temporada de Andy Murray en
Masters 1000
París-Bercy |
Octavos de final
Shanghai |
Final
Cincinnati |
Octavos de final
Canadá |
Octavos de final
Roma |
Octavos de final
Montecarlo |
Cuartos de final
Miami | Final
Indian Wells
| Segunda ronda
Como nota curiosa podemos destacar que el británico fue el único
top5 que cerró la temporada sin ser capaz de alzar un cetro de la primera
categoría ATP. No debe ser confundida la estadística con criterio
reduccionista, y ponderar sobre la incapacidad de Andy para bregar en este tipo
de eventos pues hasta ocho campeonatos de tal calibre brillan en su vitrina,
habiendo capturado todos los disputados sobre cemento al aire libre a excepción
del presente Indian Wells. Además, durante 2012 el escocés pisó dos finales y
dispuso de hasta cinco pelotas de partido para haber amarrado el título de
Shanghái. Lo realmente llamativo, sin embargo, llega al contemplar el cuadro
completo de la temporada.
En cinco de los ocho eventos de la categoría disputados en 2012
fue incapaz de superar los octavos de final, únicamente superando en dos de
ellos el antepenúltimo partido (incluyendo derrotas ante el #32, #69 y #92 del
circuito masculino). Dicho de otra manera, en cinco de los ocho Masters 1000
donde firmó presencia durante la campaña anterior, el británico cerró su
participación con una o ninguna victoria en el zurrón. Un bagaje paupérrimo
para el tercer jugador del mundo.
Para tomar conciencia de la porosidad mostrada por Andy, basta contrastar lo siguiente: Nadal sumó más puntos en Masters 1000 que Murray
durante 2012 pese a haber jugado tres torneos menos que el británico. Y la
brecha se estira por encima del millar de puntos (2810 de Rafa respecto a 1750
de Andy). Para tener una percepción más gráfica de la brecha de rendimiento
existente entre Murray y el resto de grandes estrellas del circuito masculino
en este tipo de torneos, basta calcular la obtención porcentual de puntos
obtenidos en los torneos ATP más importantes del año. Tendremos en cuenta al
conocido como Big4 y apreciaremos de inmediato el déficit presentado por el
competidor de Dunblane.
Roger Federer (62.75%), Novak Djokovic
(59.4%), Rafael Nadal (56.2%), Andy Murray (21.8%). El tenista escocés rinde
tres veces por debajo que el resto de líderes masculinos. Mientras helvético,
serbio y español rondan el 60% de puntos posibles recogidos, el escocés a duras
penas recolecta una quinta parte de lo que la competición le ofrece. Una
grieta, aunque apaciguada por su rendimiento en Grand Slam –tres finales
consecutivas-, que termina por mantenerle notablemente apartado por la primera
posición del circuito.
Incluso, jugadores con menor recorrido en este tipo de eventos
como David Ferrer (estrenó palmarés el pasado curso en Bercy) y Tomas Berdych
(un título ocho años atrás y dos finales) fueron capaces de obtener un botín de
puntos superior al competidor británico. Es decir, el tercer jugador del mundo
descendió su caché hasta el sexto puesto en torneos de Masters 1000 durante los
últimos 12 meses.
Andy cambió su ruta respecto a anteriores campañas y se volvió a
recluir en Florida para trabajar a fondo su cuerpo de cara a la siguiente cita.
Poner en marcha la maquinaria para cada torneo configura un modo de actuar
adquirido por el escocés, buscando una regularidad roída en los últimos
tiempos.
En el último
ciclo de Grand Slams, Murray presenta un balance muy parecido al del número 1
del mundo. Ambos alcanzaron tres finales, ambos sellaron un título y ambos
quedaron a las puertas de la gloria en el major restante (semifinalista Novak,
cuartofinalista Andy). Pero haciendo balance en Masters 1000, una distancia de 5.100 puntos separa a ambos en las listas oficiales.
Los Masters 1000, en términos globales, reparten más puntos que
los Grand Slam. Y el escocés es plenamente consciente del esquema a trabajar. Conoce los puntos de mejora.
Indian Wells, donde comenzó la tortura de 2012, le ofrece la primera gran
oportunidad para recortar terreno. Puede salir número 2 del mundo pero, sobre
todo, puede empezar a convencerse de pulir una regularidad para luchar por lo
más grande: soñar con habitar el ático de la disciplina.
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